Desde 2021 la economía uruguaya se encuentra en un proceso de crecimiento, (luego de la caída en términos del Producto Bruto Interno (PBI) que implicó la crisis generada por el COVID-19 en 2020), que ha beneficiado a un sector social ya privilegiado, mientras que la enorme mayoría de la población ha empeorado sus condiciones de vida, muy especialmente los
niños, niñas y adolescentes (NNA).
El incremento de la pobreza infantil y adolescente; el deterioro de la seguridad alimentaria; los impactos negativos en las trayectorias educativas; el cierre o las modificaciones de programas de protección social de proximidad y las transferencias monetarias; las dificultades para el acceso a una salud de calidad (muy especialmente las repuestas a la salud mental) y el incremento de las situaciones de violencias, maltrato y abuso sexual, tienen efectos directos sobre el bienestar, el desarrollo integral y el despliegue de capacidades de NNA que van a perdurar a lo largo de su ciclo vital aunque logren salir de las estadísticas de pobreza por ingresos.
El análisis de estos indicadores entre otros, es clave para conocer la evolución de los parámetros del desarrollo infantil y adolescente. A pesar de la prioridad declarada por la coalición de Gobierno en su programa y en sus manifestaciones públicas, es muy escasa la información disponible lo cual hace muy difícil dar seguimiento a las políticas públicas
implementadas en esta administración.
Lamentablemente se ha hecho costumbre realizar anuncios sobre los avances en esta materia sin datos de calidad, sin líneas de base, sin indicadores y sin metas establecidas en el Presupuesto Quinquenal y las rendiciones de cuenta. Asimismo se han realizado cambios metodológicos que no permiten aportar información comparativa de calidad. A pesar de esto, trataremos de analizar la información a nuestro alcance y dar cuenta de la situación de las infancias bajo las políticas públicas desplegadas por el Gobierno actual...